Es muy posible que Fuenteungrillo ya funcionase como una pequeña aldea de repoblación en el siglo XI, hasta 1201, cuando Fuenteungrillo aparece en la Historia en el documento por el cual Don Alfonso Téllez de Meneses donó al Monasterio de Sahagún el lugar de Villanueva de San Mancio y su heredad de Fuenteungrillo. Dos años después, los hijos de un posible cortesano, Nuño Nariz, donaron “totam illam hereditatem de Fontes de Angrillos” a Don Pedro Pelayo, comendador de San Miguel de la Posada, y a la Orden de los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, a cambio de un “roboramento de 80 maravedíes” (Valdeón, 1982: 705-716). En aquel documento se cita ya a Fontes de Angrielos como concilio, lo que indica el desarrollo político de la población durante aquellos años (Valdeón y Sáez, 1982: 104).
Durante la primera mitad del siglo XIII estuvo por lo tanto, en manos de la orden sanjuanista, pues ya en 1209, se menciona a Martinus Dominici de Hospitale entre sus vecinos y, en 1249, los “fraires del Hospital” comparten el señorío de la villa con el abad de Matallana, los Téllez de Meneses, los hijos de Don Gómez y Doña María Meléndez. Y en manos de la citada orden de San Juan se mantiene hasta que en 1251 se desprenden de su heredad mediante permuta. En 1285, Alfonso de Molina y su esposa Doña Teresa Pérez de Meneses donan al monasterio de Santa María de Matallana todos los heredamientos que poseían en Fuenteungrillo.