En Fuenteungrillo se documentan viviendas de entre 20 y 47 m2. Tienen un zócalo de piedra caliza trabado con barro, sin zanja de cimentación, lo que hace que sus muros sean inestables y experimentan fuertes planos de buzamiento. Los alzados están realizados en piedra, práctica muy extendida desde tiempos remotos, y las techumbres tienen vertiente a un agua, ya que el registro arqueológico no ha deparado agujeros de poste que induzcan a pensar en una doble vertiente. Carlos Reglero apunta a que con el abandono de las casas sus habitantes se llevaron las tejas que se hallaban en mejor estado, lo que corrobora la exigua cantidad de restos de estos materiales que se han recuperado[1]. Sin embargo, no descartamos que en algunos casos sea el propio suelo natural el que sirva como nivel de tránsito.
[1] En la campaña de 2014 se recuperaron 175 kg de fragmentos de teja y en 2015, 150 kg.